El betacaroteno es el principal pigmento de la familia de los carotenoides, presente en su mayor parte en frutas y verduras amarillas, naranjas o rojizas, tales como zanahoria, pimiento rojo, calabaza, papaya, albaricoque…; también son ricos en betacaroteno vegetales verdes como espinacas, acelgas y berros, aunque el color no se aprecia ya que el pigmento está enmascarado por la clorofila, que les confiere color verde. Cabe destacar que una de las mejores fuentes de betacaroteno es el alga marina Dunaliella salina, que contiene más concentración en betacaroteno que las zanahorias. Adicionalmente  aporta otros carotenoides como el alfacaroteno, la criptoxantina, la zeaxantina y la luteína.

Se considera uno de los más importantes elementos precursores de la vitamina A (es gracias a este pigmento que el intestino delgado genera vitamina A, que es almacenada en el hígado), por eso también se le conoce como provitamina A.

 

Destacan entre sus propiedades

  • Función antioxidante: Amortigua la acción de los radicales libres.
  • Protección frente a la radiación solar, favoreciendo la producción de melanina y por tanto un bronceado intenso y uniforme.
  • Función inmunitaria: Mejora la resistencia a las infecciones.
  • Regeneración y mantenimiento de los epitelios que revisten las cavidades del cuerpo (piel, glándulas, membranas, mucosas digestivas…).
  • Protege las vías respiratorias del humo del tabaco, polución, etc.
  • Protege y mantiene la salud ocular, evitando sequedad en los ojos.
  • Beneficioso en casos de piel y cabellos secos y quebradizos, y en tratamientos contra el acné.

 

El mercado ofrece numerosos complementos nutricionales que aportan betacaroteno. Si la intención con la que vamos a consumirlo es la de preparar a la piel para el sol, lo ideal sería un producto que este formulado con betacaroteno procedente del alga Dunaliella salina, acompañado de otros coadyuvantes en la salud dérmica, como otros carotenos, vitamina E, selenio…